Los ateos en su amargura, en su soledad, en su tristeza, en su falta de amor, de espiritualidad, en su envidia por nosotros los creyentes, siempre tratan de hacer preguntas mal intencionadas, como dándonos con un palo por la espalda tratando de que nosotros nos parezcamos a ellos y así no sentirse tan desdichados. Ellos al final siempre quieren pertenecer a este grupo como sea, convirtiéndonos hacia su religión o convirtiéndose ellos hacia la nuestra.
Una de las preguntas que hacen más comúnmente y que tristemente hace tropezar más a los creyentes es: ¿quién creó a Dios? Te dicen, Dios creó a las personas, lo que es verdad pero, ¿quién creó a Dios? Fíjense en la ridícula lógica, los ateos no creen en la creación, pero te preguntan quién “creo” a Dios. Muchos creyentes se quedan en silencio porque no saben que contestar, y esos son los que no conocen a Dios lo suficiente, no conocen su esencia lo suficiente, no la comprenden. Quien la comprende, tiene la respuesta siempre a mano.
La mejor manera de refutar, la mejor manera de dejarlos contra la espada y la pared, es contestando lo siguiente: ¿Quién creó la tierra? Y ellos te van a decir que la creo el universo, que viene del polvo de las estrellas. Entonces viene la pregunta: ¿Y quién creó el universo? ¿Qué es lo que te va a contestar un ateo? Que el universo no lo creó nadie, que el universo estuvo ahí desde siempre. Ahí ellos están contestando su propia pregunta, a Dios no lo creó nadie, Dios estuvo ahí desde siempre. No lo pudo haber creado nadie. En todo caso Dios creó el universo. Solamente Dios pudo estar ahí desde siempre.
Con esa respuesta los van dejar mudos, los van a ridiculizar por completo, fíjense que ellos no saben nada del universo y sin embargo creen en él, tienen fe en él, es la misma psicología. Al final los ateos si creen en un Dios, si tienen un Dios, si se apoyan en algo aunque no sepan que es. Ellos buscan a Dios pero en otras formas.
Autor: Tribo Luminiscente.
Autor: Tribo Luminiscente.
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